Foto de Trude Jonsson Stangel en Unsplash.
Careciendo de un espacio propio resulta difícil existir plenamente. Se necesita un rincón, unas cuatro paredes, un mundo entero a la disposición de la persona, para que pueda desarrollar sus inquietudes, amores, preferencias dolores, pérdidas, carácter y motivaciones. Domicilios simbólicos, de Almudena Anés, es una obra sobre el concepto que pone título a la narración, del espacio para desarrollar las necesidades y la dignidad de quienes lo habitan. A partir de unas muy bien escogidas temáticas relacionadas con el hogar, trata cuestiones que ya conocemos y que están plenamente latentes en la actualidad: la sexualidad, la pobreza, la decadencia de los estándares del bienestar, la crisis generacional, el amor y la identidad. No obstante, lo recoge desde esta curiosa perspectiva que, gracias a avatares de un videojuego y de las personas que los controlan, permite replantearse todo ello desde otro prisma y desde un relato con una voz propia indudable que arrastra, duele y toca el corazón por sus grandes dosis de verdad.
Efectivamente, el lenguaje de la autora primero sorprende y después atrapa. Crea un mundo propio en el que uno se deja guiar. Está repleto de metáforas afiladas que rajan donde más sangre pueden hacer y, al mismo tiempo, la narración es extrañamente tierna, como si dieran ganas de abrazarla, de arroparla y consolarla como a un niño vulnerable e inocente.
Tanto en un sentido físico como identitario, el lugar donde se habita y sus contextos, condicionan directamente la realidad de esta vida. Si no se dispone de un espacio para amar, para relacionarse libremente, para identificarse, para ser, ni tampoco para dormir, guardar las cosas y poder guardarse también a sí mismo, se vive en un estado precario e insuficiente, en un perpetuo “casi” en todos los aspectos del ser. Y esto da igual que ocurra en un metaverso, como en el caso de los personajes de esta obra en particular, o en la realidad en general. Al fin y al cabo, ¿cómo identificar esta última, si las frustraciones, pasiones y deseos que se inyectan en esta otra dimensión de la existencia son los mismos que mueven a las personas que juegan con estos esclavos avatares?
Almudena Anés plantea un contexto muy original que, tanto en forma como en contenido, supone una experiencia de prosa poética repleta de heridas, crudeza y soledad, pero también un relato sobre los retales y atisbos de la libertad, la rebelión y la esperanza.
Mar Carmena, periodista de 26 años especializada en estudios artísticos, literarios y de la cultura y en marketing digital y comunicación. Actualmente se dedica a escribir artículos sobre cultura, moda, destinos, penas y alegrías varias, fundamentalmente en Jot Down y en S Moda (El País). También es responsable de comunicación de la reciente editorial independiente Beetruvian y redacta contenidos y artículos para empresas. La escritura y los proyectos literarios han sido siempre su principal vía de expresión, una vocación intensa de la que ni puede ni quiere desligarse y que ha vertebrado toda su carrera.